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La presentación de la Ponencia para el QUINTO ENCUENTRO IBEROAMERICANO DE COLECTIVOS Y REDES DE MAESTROS QUE HACEN INVESTIGACIÓN E INNOVACIÓN DESDE SU ESCUELA Y COMUNIDAD Venezuela 2008 pasó la instancia de "Lectura entre pares" lo que nos hace definitivamente parte del CONGRESO DE DOCENTES INVESTIGADORES.

martes, 29 de abril de 2008

ANÁLISIS DE DATOS y REDACCIÓN DEL INFORME

Análisis de datos y redacción de informes.doc
DESCRIPCION PARTICULAR: NARRACION ANALITICA y CITAS

La narración analítica es la base de un informe eficaz de la investigación de campo. El retrato narrativo constituye una representación vívida del desarrollo de un acontecimiento de la vida cotidiana, en la cual las visiones y los sonidos de lo que se hizo y lo que se dijo se describen en la misma secuencia en que se produjeron en el tiempo real. El estilo descriptivo «momento a momento» del retrato narrativo le brinda al lector la sensación de estar presenciando la escena. Como forma literaria, el retrato narrativo es muy antiguo; fue denominado prosopografía por los retóricos griegos, quienes recomendaban a los oradores incluir retratos muy descriptivos en sus discursos para persuadir al auditorio de que sus afirmaciones generales se cumplían en casos particulares.
En el informe de la investigación de campo, el retrato narrativo tiene funciones retóricas, analíticas y probatorias. El retrato convence al lector de que las cosas en el contexto fueron tal como lo dice el autor, debido a que la sensación de la presencia inmediata capta su atención y a que los detalles concretos de los acontecimientos comunicados en el retrato ilustran los conceptos analíticos generales (pautas culturales y de organización social) que está empleando el autor para organizar su informe. Dicha narrativa es analítica, pues se destacan algunos aspectos de la acción social y el significado mientras que otros se presentan en forma menos prominente o no se los menciona en absoluto.
Una cuestión muy importante es que el retrato cumple funciones retóricas en el informe. La tarea del narrador tiene dos aspectos. El primero es didáctico. El significado de la vida cotidiana está contenido en sus circunstancias particulares y para transmitirle esto a un lector, el narrador debe anclar los conceptos analíticos más abstractos del estudio en circunstancias concretas, es decir, en acciones específicas ejecutadas conjuntamente por personas específicas. Esto se logra mediante un retrato narrativo muy pormenorizado y bien construido. El segundo aspecto de la tarea del narrador es retórico, en tanto implica suministrar pruebas adecuadas de que el autor ha realizado un análisis válido de lo que significaron los acontecimientos desde el punto de vista de los actores que en él intervinieron. La descripción particular contenida en el retrato narrativo analítico a la vez le explica al lector los constructos analíticos del autor mediante la ejemplificación y lo convence de que el acontecimiento en cuestión pudo suceder, y de hecho sucedió, de ese modo. La tarea de la descripción sinóptica más general (cuadros, tablas de frecuencia de los episodios) es persuadir al lector de que el acontecimiento descrito es típico, o sea, que se puede generalizar de este caso a otros casos análogos en el corpus de datos del autor. Consideraremos más detalladamente la descripción sinóptica más adelante en esta exposición.
De lo anterior se desprende que tanto el autor como el lector crítico deben prestar suma atención a los detalles de la narrativa y a las características de su construcción. El retrato narrativo se basa en las notas de campo tomadas en el momento en que se produjeron los hechos y redactadas poco después. El retrato es una versión más completa y pulida de lo registrado en las notas de campo. Para el momento en que debe escribir el retrato, el autor ya ha desarrollado una perspectiva interpretativa, implícita o explícitamente. La forma en que se redacta el retrato debe coincidir con los propósitos interpretativos del autor y transmitirle claramente esa perspectiva al lector. El retrato cumple su finalidad en el informe en la medida en que su construcción narrativa le presenta al lector un panorama claro de la interpretación que quiere transmitir el autor mediante ese retrato. Aun el más detallado de los retratos es un relato reducido, más claro que el hecho real. Se incluyen algunos aspectos tomados de la tremenda complejidad del acontecimiento original (el cual, como hemos visto, contiene más información de la que cualquier observador podría percibir y anotar en el momento, y mucho más de la que podría comunicar más adelante) y se descartan otros aspectos del informe narrativo. Por lo tanto, el retrato no representa el acontecimiento original en sí mismo, ya que eso sería imposible. El retrato narrativo es una abstracción; una caricatura analítica (de tipo amistoso) en la que se esbozan algunos detalles y se excluyen otros; algunos rasgos se agudizan o se destacan al ser retratados (como hacen los caricaturistas con la nariz de Richard Nixon) y otros rasgos se suavizan o se los deja en segundo plano.
Dos formas potenciales de contraste en la narrativa transmiten esa caricatura en la que se subraya la perspectiva interpretativa del autor: a) variación en la densidad de las descripciones (a lo largo de una secuencia de acontecimientos, algunos de los cuales se describen con gran detalle mientras que otros se resumen), y b) variación en los términos utilizados para describir la acción misma (se seleccionan determinados sustantivos, verbos, adverbios y adjetivos en lugar de otros, y a través de esta selección se apunta a los roles y posiciones localmente significativos y a las intenciones de los actores que participaron en el acontecimiento).
Un relato puede ser un informe preciso de una serie de acontecimientos y sin embargo no transmitir el significado de las acciones desde las perspectivas asumidas por los actores de esos acontecimientos. Veamos, por ejemplo, una versión de una historia familiar en la que los términos básicos del resumen narrativo no transmiten ningún significado, desde el punto de vista de los personajes de la historia.
Un joven caminaba por el campo y se encontró con un hombre mayor. Ambos discutieron y el hombre más joven mató al otro. El joven fue a una ciudad, donde conoció a una mujer mayor y se casó con ella. Más tarde, el joven se arrancó los ojos y abandonó la ciudad.
Esta versión no nos dice nada acerca de los roles y las posiciones en juego, ni de la corrección de las acciones, dados esos roles y posiciones. El hombre mayor no era solamente un hombre mayor, sino que era el padre de Edipo y el rey de la ciudad. La mujer era la reina de la ciudad y la madre de Edipo. Así, las acciones que en general se pueden describir como matar y casarse, en este caso constituían un parricidio y un incesto, en niveles de significado más específico.
En suma, la riqueza de los detalles, en y por sí misma, no basta para que un retrato narrativo sea etnográficamente válido. Es, en cambio, la combinación de esta riqueza con una perspectiva interpretativa la que hace válido el relato. Ese relato válido no es simplemente una descripción, sino que es un análisis. Dentro de los detalles de la historia, cuidadosamente seleccionados, está contenida la expresión de una teoría de la organización y el significado de los acontecimientos descritos. Se puede advertir que el retrato narrativo analítico, al igual que cualquier otro instrumento conceptualmente poderoso y retóricamente eficaz, es una herramienta potencialmente peligrosa, que puede ser utilizada para engañar, tanto como para informar. La validez interpretativa de la forma que asume un retrato narrativo no puede demostrarse dentro del mismo .retrato. Tal demostración corresponde al comentario interpretativo concomitante y a la constancia de que existieron otros episodios análogos al descrito. En un informe eficaz de una investigación de campo, las afirmaciones clave siempre deben estar documentadas por retratos narrativas, pero estos retratos aislados no constituyen pruebas, por sí solos. Por el contrario, deben establecerse conexiones interpretativas entre distintos retratos, y entre los retratos narrativas y otras formas más resumidas de descripción, como por ejemplo, los cuadros de frecuencia.
Las citas directas de las palabras de los individuos observados son otro medio de transmitir al lector el punto de vista de los sujetos del estudio. Estas citas pueden provenir de entrevistas formales, de charlas más informales con el investigador de campo sobre la marcha (como cuando el profesor, entre una actividad y otra, comenta algo así como: «¿Vio usted lo que acaba de hacer Jorge?»), o de alguna conversación sostenida a la hora del almuerzo. Las citas también pueden venir de las notas de campo, de lo que se registró acerca del discurso del docente o de los alumnos, de las grabaciones magnetofónicas o audiovisuales incluidas en las notas de campo, o de la transcripción de grabaciones efectuadas en las aulas.
Otra forma de presentar retratos narrativas radica en recurrir a las propias notas de campo, una vez redactadas. Se pueden citar directamente las notas en el informe, indicando la fecha en que fueron toma-, das. Con frecuencia, una serie de extractos de notas de campo escritas en distintos días sirve para fundamentar la afirmación de que el modo particular en que sucedió determinado acontecimiento fue típico, es decir, que el patrón expuesto en el primer extracto de las notas (o mostrado en un retrato completo), de hecho se repitió a menudo en el sitio. Esto demuestra que es posible generalizar dentro del corpus, con lo que quedan justificadas afirmaciones tales como: «Normalmente, cuando Jorge y María no terminaban su tarea en el pupitre, el profesor lo pasaba por alto, pero cuando Raúl no la terminaba, casi siempre se le pedían cuentas».
Las citas directas de las notas de campo también se pueden usar para mostrar los cambios producidos en la perspectiva del investigador a lo largo del tiempo. Esta utilización se comentará cuando consideremos el informe de la evolución de la indagación en el estudio.
Me he referido a las funciones informativas de los retratos, de las citas de las notas de campo, y de las citas de las palabras de los sujetos estudiados. He sostenido que contar una historia de determinada manera es presentar una teoría de la organización de los acontecimientos descritos y mostrar el significado que tuvieron esos acontecimientos para quienes participaron en ellos. Además, la elección y redacción de retratos descriptivos y citas cumple otro propósito: estimular el análisis en las etapas iniciales de la organización de los datos encaminada a la redacción del informe. Se ha escrito mucho sobre el proceso de releer las notas de campo y revisar los registros audiovisuales a fin de generar categorías analíticas y de descubrir afirmaciones y vínculos clave entre un conjunto de acontecimientos observados y otros. (Véanse AGAR, 1980, págs. 137-173; BECKER, 1958; BOGDAN y BIKLEN, 1982, págs. 155-162; DORRBREMME, 1984, págs. 151-166; GOETZ y LECOMPTE, 1984, págs. 164-207; LEVINE Y otros, 1980; MCCALL y SIMMONS, 1969; SCHATZMAN y STRAUSS, 1974, págs. 108-127; véase en especial MILES y HUBERMAN, 1984, págs. 79-283.)
El salto a la narración. Un modo de estimular el análisis consiste en obligarse a uno mismo, tras la primera lectura de todo el corpus de notas de campo y demás fuentes de datos, a formular una afirmación, a elegir un extracto de las notas de campo que ilustre la afirmación y a redactar un retrato narrativo del acontecimiento clave elegido. En el proceso mismo de efectuar las opciones (la primera, acerca de qué acontecimiento describir; la segunda, acerca de la posible densidad descriptiva y de los términos descriptivos a emplear), el autor va comprendiendo en forma más explícita la «carga» teórica del acontecimiento clave que eligió. Al avanzar en su análisis, el autor puede llegar a la conclusión de que el episodio que eligió no era el más adecuado para fundamentar la afirmación, o que la propia afirmación era, de algún modo, incorrecto.
El hecho de obligarse, desde un principio, a efectuar las opciones que exige el saltar a la narración puede ser una manera de hacer explícitamente conscientes las distinciones analíticas y las perspectivas que fueron surgiendo, para el autor, durante el transcurso del tiempo que pasó en el campo donde se realizó la investigación. Esta conciencia se puede intensificar aún más reescribiendo el retrato y proponiendo una interpretación sustancialmente distinta de la planteada en la primera versión del retrato, acerca del mismo acontecimiento. La tarea de elegir un acontecimiento clave durante las primeras etapas del análisis posterior a haber abandonado el campo, y luego escribir dos retratos distintos de ese acontecimiento, proponiendo dos interpretaciones diferentes, es uno de los ejercicios que normalmente les asigno a los estudiantes cuando imparto clases sobre análisis de datos y redacción de informe. Este ejercicio les enseña cómo utilizar distintas densidades de detalles descriptivos y opciones deliberadas de términos descriptivos para destacar la interpretación que se desea proponer. También obliga· al analista a comenzar a tomar decisiones analíticas deliberadas. Al verse obligado a elegir un acontecimiento clave, el analista toma conciencia de ciertos juicios intuitivo s latentes que ya ha efectuado acerca de los aspectos destacados de los datos. Una vez que estos juicios se hacen conscientes, se los puede examinar críticamente.

DESCRIPCION GENERAL

La función principal del informe de datos descriptivos generales es la de establecer la posibilidad de generalizar las pautas expuestas en la descripción particular a través de retratos narrativas analíticos y de citas directas. Una vez que se ha presentado un episodio particular, es necesario mostrarle al lector en qué grado ese episodio es típico o atípico, es decir, cómo se sitúa dentro de la distribución global de todos los episodios contenidos en el corpus de datos. La omisión en demostrar estas pautas de distribución -en señalar la generalización dentro del corpus- posiblemente sea el defecto más grave de muchos informes de investigación de campo. El retrato narrativo muestra que una determinada forma de relación social puede tener lugar en el contexto, pero limitarse a incluir un retrato descriptivo vívido, o a afirmar en el comentario concomitante al retrato que el episodio allí descrito era típico o fue significativo por alguna otra razón (por ejemplo, que constituyó un caso discrepante de interés) no le demuestra al lector la validez de esas afirmaciones sobre la importancia del episodio en cuestión. Esto sólo se puede lograr citando episodios análogos -vinculando el acontecimiento clave con otros semejantes o distintos a él- y a) comunicando esos episodios vinculados en forma de retratos narrativas, y b) mostrando de forma resumida la distribución global de los episodios en el corpus de datos.
Los datos descriptivos generales se comunican sinópticamente, es decir, se los presenta de tal modo que se los pueda ver juntos a la vez. Un' tipo de medio de comunicación sinóptica es el cuadro de frecuencias simples, que muestra aquellas frecuencias observables mediante la mera inspección. Como los datos relativos a la frecuencia que son tabulados suelen ser nominales, y no ordinales, los cuadros de contingencia de doble y triple entrada normalmente constituyen un medio adecuado de mostrarle al lector las pautas existentes. FIENBERG (1977) recomienda especialmente el uso de cuadros de contingencia de triple entrada.
En ocasiones, puede ser conveniente aplicar pruebas estadísticas inferenciales de significación a los datos. Por lo general, dadas las condiciones de la recopilación de datos, las pruebas no paramétricas, tales como la del ji cuadrado (X2) y la de dos apéndices de correlación por ordenamiento de rango de Mann-Whitney, son más apropiadas que las estadísticas paramétricas. Los enfoques paramétricos habitualmente resultan inapropiados por otra razón adicional. En las estadísticas inferenciales estándar asumimos, como analistas, que no conocemos el patrón de distribución dentro de una muestra. Una de las tareas de la manipulación estadística es descubrir cuáles son los patrones de distribución. En el análisis de los datos de campo, el descubrimiento de patrones se efectúa cualitativamente. Los cuadros de frecuencia presentados al lector normalmente consisten en una tabulación de juicios cualitativos empleando escalas nominales (o de juicios sobre escalas nominales que implican niveles muy bajos de inferencia en la asignación del rango o la posición en la serie a un episodio dado). Al preparar el cuadro como medio de informe, el analista ya conoce el patrón de distribución de frecuencias. El análisis ya está hecho; el cuadro solamente da cuenta de los resultados del análisis en forma sinóptica. Por consiguiente, la manipulación de los datos por métodos inferenciales estadísticos complejos, tales como el análisis de variables múltiples, el ajuste de escala multidimensional, u otras formas de análisis factorial, generalmente no es necesaria ni apropiada. Un ejemplo de un caso en el que resultó apropiado el uso del ajuste de escala multidimensional fue un estudio cuyos múltiples métodos de recopilación de datos incluyeron una encuesta efectuada a un grupo de adolescentes, algunos de los cuales habían abandonado el colegio, mientras que otros no lo habían hecho. (Véase lACOR y SANDAY, 1976.)

COMENTARIO INTERPRETATIVO

El comentario concomitante enmarca la presentación de la descripción particular y de la general. Este comentario aparece de tres formas: una interpretación que precede y- sigue a cada descripción particular en el texto, una discusión teórica que apunta a la significación más general de los patrones identificados en los acontecimientos que se mencionaron y una reseña de los cambios que se· produjeron en el punto de vista del autor durante el transcurso de la indagación.
El comentario interpretativo que precede y sigue a la descripción particular de un episodio es necesario para orientar la atención del lector hacia el tipo analítico del cual dicho episodio constituye una muestra concreta. Cada retrato narrativo analítico y cada cita directa contienen detalles sumamente descriptivos que son multisignificantes. Especialmente en el caso del retrato, pero también en el de las citas tomadas de las entrevistas, hay un contenido semántica mucho mayor en el texto del que- el lector puede captar en una primera lectura. El comentario interpretativo, por lo tanto, guía al lector hacia aquellos detalles que son prominentes para el autor, y hacia las interpretaciones de éste respecto del correspondiente significado. El comentario interpretativo también inserta la información no contenida en el propio relato que necesita el lector para interpretar dicho relato del mismo modo que el autor. El comentario previo, como serie de señales de tránsito que se van encontrando al recorrer en automóvil una carretera, le permite al lector anticipar los patrones generales que irá encontrando en los detalles de la narración que está por leer. El comentario que sigue al retrato o a la cita particulares estimula la interpretación retrospectiva del lect0r. Tanto el comentario anterior como el posterior son necesarios para que el lector no se pierda en una maraña de detalles ininterpretables. También para el autor es necesario escribir este comentario, dado que es precisamente la percepción consciente y reflexiva que posibilita escribir tal comentario la que le permite al escritor ser un verdadero analista, tanto como un redactor de informes. Un retrato clave es relativamente fácil de seleccionar y de redactar. Lo que resulta mucho más difícil es explorar analíticamente la significación de los detalles concretos informados, y de los diversos estratos de significado contenidos en la narración. Para los investigadores de campo principiantes, la tarea más difícil en la preparación del informe es la de aprender a comentar los detalles de los relatos que se presentan, utilizando una correcta prosa expositiva para enmarcar los contenidos narrativo s del informe.
En efecto, la alternancia entre el extremo detallismo presente en el retrato (o en una cita textual de las notas de campo o de una entrevista) y el discurso más general propio del comentario interpretativo concomitante es algo a lo que resulta difícil acostumbrarse cuando se redactan informes de investigaciones de campo. Muchas veces hay que alternar, en el espacio de unos pocos párrafos (y aun oraciones), entre ser descriptivamente muy específico e interpretativamente muy general. Algunos investigadores principiantes resuelven esta tensión presentando únicamente descripciones particulares, con un mínimo de interpretación, con .10 que le provocan a cualquier lector del informe, fuera de su autor, una especie de indigestión semántica y conceptual, por la excesiva abundancia de detalles. Otros intentan solucionar el problema adoptando un discurso medianamente descriptivo: ni suficientemente concreto ni suficientemente abstracto. Esto se asemeja al estilo discursivo «científico», de las revistas especializadas en que se informa sobre las investigaciones positivistas. Con este discurso, el autor no fundamenta adecuadamente las generalizaciones mediante detalles concretos ni tampoco les da el suficiente alcance teórico.


WITTROCK Merlin C.: “Análisis de datos y redacción de informes” (pags. 273 a 280) en La investigación de la enseñanza II: Métodos cualitativos y de observación. (1989). Paidos Educador. Barcelona.

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